"Tarifa, siempre salvaje: Hotel Hurricane"

No recuerdo las veces que he venido a Tarifa (Cádiz), y siempre al llegar la sensación es como la primera vez, me sorprendo al ver el mar y la duna de Punta Paloma, algo en mi cerebro hace contacto, y las sensaciones vienen a mí...abro la ventanilla del coche y respiro hondo, ahí empieza la aventura...

Es que esta pequeña localidad, tiene algo que me engancha, sus playas casi vírgenes, el Atlántico turquesa, las dunas, las montañas detrás, Africa enfrente, que casi se puede tocar... el pueblo blanco de pescadores típico, la gente, los bares, la comida, las tiendas, el ambiente, el viento...el viento...el viento...




Llevo viniendo desde hace doce años, y tengo que repetir visita al menos un par de veces al año, para recargar pilas y desconectar...es casi una necesidad vital!
Esta vez, vengo por trabajo, tenía que aprovechar que estaba por Cádiz, para alojarme aquí , y dar una vueltecita.
No es igual que de vacaciones, como otras veces, pero me reconforta mucho.

Podría hablaros de muchos hotelitos de la zona, porque es eso lo que encontráis aquí, pequeños hoteles boutique con mucho encanto, ya os iré poniendo al día.

Hoy os escribo desde el Hotel Hurricane, un clásico de la localidad, y de los mejores que podéís encontrar...tanto por sus servicios como por instalaciones.

El hotel cuenta con 33 acogedoras habitaciones, algunas con vistas al mar y otras a la montaña, son de diferente tamaño, las hay dobles, suites y suites familiares.

Todas cuentan con calefacción central, aire acondicionado, baño completo, amenities deliciosas de extractos narurales de plantas, procedentes de Italia y Francia, armario, escritorio.

 y... no preguntéis por la tele, no hay en las habitaciones, sí el la zona del bar.

Aquí se lee, se escribe, se charla, se sale a pasear, se escucha música, se duerme la siesta, se desconecta sí o sí, no os parece perfecto?

Los detalles están muy cuidados, a pesar de ser un hotel pequeño, sin grandes lujos, lo tienes todo.
La decoración es muy original, mezcla de colonial y marroquí, transmite serenidad...con colores suaves, la cama y las cortinas en blanco, con detalles de pinturas originales, grabados, y accesorios de origen árabe.

En el exterior, encontramos jardines tropicales, vegetación frondosa, dos piscinas, gimnasio, clases de yoga, sauna, y por supuesto bajada directa a la playa y el Club Mistral para alquiler, clases de windsurf y kitesurf, también tienen cuadras propias, para alquiler de caballos.

Hay una cabaña chiringuito, que abre al mediodía, con vistas al mar, se está genial.

La restauración es magnífica, el desayuno se sirve en bufé, pequeño, pero variado y todo delicioso, muy fresco y bien presentado.

El bar es muy coqueto, se está muy tranquilo en sus sofás, escuchando música y tomando algo, es aquí dónde se sirve el desayuno también.

Su restaurante es famoso, por su carta de pescados,carnes a la brasa, buena selección de vinos, postres y platos típicos de la zona.
El servicio es excelente, muy atentos, y muy profesionales; así como el personal del hotel, que son amables y simpáticos.

Es tan fácil contagiarse del espíritu salvaje y del paisaje de este lugar... me encanta pasear después del desayuno, y subir a la duna de Punta Paloma, qué sensación de libertad...bajar después y volver por la orilla, mojándote los pies en el agua cristalina, no hay mejor manera de empezar el día, es fantástico!

Y si además de pasear, tomar el sol, hacer wind o kite, ir de shopping, pasear a caballo, hacer una ruta de senderismo...queréis salir de marcha, éste es vuestro sitio.

Todo es muy étnico y chill-out, con mezcla de surfero.
Tarifa cuenta con una gran oferta nocturna de bares, restaurantes de todo tipo y discotecas.
Ahora en invierno está todo más paradito, pero me encanta también, en mi opinión la temporada perfecta es en primavera y en otoño, en verano es demasiado para mí, aunque vengo alguna vez, está hasta arriba, como todo en esas fechas...

Espero, que os guste tanto como a mí, y que tengáis la oportunidad de venir alguna vez, desde luego, no os arrepentiréis...es una escapada que merece la pena.

Nos vemos prontito...